lunes, 13 de diciembre de 2010

Vía Crucis: 5ª estación

Simón Cireneo ayuda a Jesús a llevar la Cruz
Quinta cruz: Permite que los demás te ayuden

Todos me pasaron por alto.
Me abandonaron aquellos a los que sané y también mis amigos más cercanos.
Cuando estuve sangrante, herido y conmovido por mi encuentro con mi Madre, esperando atención, obligaron a un hombre a que me ayudara.
Esperaba una ayuda compasiva y amorosa, sin embargo obligaron a Simón a que llevara mi cruz.
Esto es la cruz - cuando no tienes a nadie que se apiade de ti ni que te quiera.
Cuando aceptas esto, me encuentras. Entonces no estás más solo.

Además: ten valor de permitir a otros que te ayuden. También yo lo he permitido a pesar de ser todopoderoso. Permite la posibilidad de que otros sean más fuertes para que te defiendan, de que los necesitas y de que aceptas su ayuda.

Ésta es la cruz de la que no puedes escapar.
Comprende, ésta es la puerta hacia mí.
No te sorprendas si esta cruz se te resiste. "Pues los deseos de la carne están contra el Espíritu y los deseos del Espíritu están contra la carne" (Gál. 5,17).
No olvides, toma tu cruz y sígueme. Nos encontraremos.

(*) (P. Tomislav Ivancic)

domingo, 21 de noviembre de 2010

Vía Crucis: 4ª estación


Jesús se encuentra con su Madre
Cuarta cruz: Entristecer a aquellos que amas


Es imposible no entristecer a los que amas. Podrías evitar el encuentro con tu mamá. ¿Puedes pensar qué significa ver a la persona amada a la cual decepcionaste?
Todas las personas me despreciaron y rechazaron como a un hereje y rufián.
Mi madre sabía todo esto. Vio mi angustia y el dolor de mi alma y me miró profundamente a los ojos.
Esto es la cruz - mirar a los ojos al ser más querido cuando todos se burlan de ti.
Es imposible no decepcionar a las personas que te quieren. No puedes protegerlas de esto.
No rechaces esta cruz.


Cuando reconozcas que entristeciste a tus amigos y a aquellos que te quieren, entonces me encontrarás a mí.
Te duele cuando ves cómo tu caída les produce dolor. Ante mi caída, mi madre comprendió, quién soy. Cuando en ella murió el último deseo de que yo fuera exitoso, su fe brillo con completo resplandor.


Entonces, cuando todo lo bueno en ti haya muerto, encontrarás un amigo, pues te verá sólo a ti. Recibe los escándalos inevitables. Acepta el hecho de que puedes decepcionar.
En esto me encontrarás a mí y a mi Madre.

(*) (P. Tomislav Ivancic)

jueves, 14 de octubre de 2010

Vía Crucis: 3ª estación

Jesús cae por primera vez bajo la cruz
Tercera cruz: Tener valor en la caída.

Es difícil caer. Todos desean quedar en pie y ganar.
Yo soy Dios, y no obstante soy débil y caigo bajo la cruz.
Todos miraban los milagros que realicé y los admiraban, pero ahora me ven caer, me ven con desprecio y derrotado.
Ten valor de caer y no escondas tu caída sino reconócela. ¡En la tierra no puedes ser diferente! Aquí estás para morir, porque "quien pierda su vida, la encontrará".
¿Por qué temes a tus caídas?
¿Por qué temes mirar a las personas a los ojos cuando estás derrotado, cuando los demás son más sensatos que tú?
¿Por qué tienes miedo cuando te abaten los pecados?
Luchas para parecer bueno a pesar de todo.
Mira, cuando caes, vienes a mí.
¡No temas! La caída no es el fin.
¿Por qué ves tan trágicamente las caídas?
¿De qué te avergüenzas?
La caída te acerca más a mí para que te pueda levantar.
Cuando comprendas que yo también caí, vas a ver en tu caída mi rostro y juntos vamos a ser vencedores de las caídas y pecados. Lo importante es que no te quedes sólo en la caída, sino que vengas a mí.

(*) (P. Tomislav Ivancic)

jueves, 16 de septiembre de 2010

Vía Crucis: 2ª estación


Jesús acepta la Cruz
Segunda cruz: aceptar lo cotidiano


Podría haberme defendido o haber exigido que me defiendan.
Podría haber dicho: Soy inocente,¿por qué tendría que padecer?
Sin embargo acepté la cruz sin protestas.

La cruz es cada segundo de la vida. La puedes aceptar o rechazar. Puedes huir de ella o ir a su encuentro.
Yo la acepté.

Ahora sabes dónde puedes encontrarme. Tu fuerza no está en la huida.
¡Cada segundo exige la decisión de dejar lo tuyo para seguirme!
Ésta es la segunda cruz. Pocos la reconocen.
Las personas buscan cruces extraordinarias, pero la cruz está aquí - en la aceptación de lo cotidiano. Por la cruz que aceptas, recibes grandes gracias y tu fe crece como un arroyo en crecida.

(*) (P. Tomislav Ivancic)

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Vía Crucis: 1ª estación


Jesús es condenado a muerte.
Primera cruz: aceptar la condena.

Escucha a Jesús que te dice: A mí me juzgaron y condenaron.
Me condenaron los jefes del estado y de la Iglesia junto a la gente que había escuchado mi mensaje; mis amigos - los apóstoles - se dispersaron. Hasta hace poco me agradecían, se entusiasmaban con los milagros, deseaban tocarme y me prometían la lealtad de la amistad.


Ahora se apartan de mí y le exigen a Pilato que me crucifique. Pilato, extranjero en mi tierra, me quiere salvar, pero mis compatriotas lo fuerzan para que me condene.


La gente a tu alrededor, incluso tus mejores amigos te enjuician y condenan. Esto no significa que seas siempre realmente culpable. Debes saber que nunca puedes confiar plenamente en las personas. Solamente en Dios está la certeza y el sostén inquebrantable.


Esta cruz te libera de las personas en las cuales te apoyas y te insta a que te apoyes en mí. Cuando las personas te enjuician debes venir a mi lado, porque también a mí me enjuiciaron y condenaron. No te resistas cuando te enjuician. La condena no puede destruirte. No te deja solo, sino que te conduce hacia mí y te lleva a la gloria.

Esto es una cruz para ti y para mí. ¡No temas!
La condena es tu puerta hacia mí. En la condena injusta me encontrarás a mí y entonces ya nadie más podrá condenarte.

(*) (P. Tomislav Ivancic)

martes, 14 de septiembre de 2010

Sólo Tú Señor...


Primero, una pregunta directa, dirigida al fondo del alma... por alguién que parece conocerte de toda la vida y que en ese momento da el paso y levanta el telón de muchos años de sospechas... y te prepara para peregrinar...

Unos días después todo re-comienza con una sonrisa que te abraza pidiendo permiso... vaya forma de respetar los tiempos, las formas... vaya ternura... cuanta Verdad, en un instante que deseas que no acabe nunca... y todas tus cosas que pasan por la cabeza... todos tus gestos y palabras y tus pensamientos alborotados con ganas de salir de esa prisión que no se salva sinó es con Él... y los caminos marcados, claros y luminosos... hacia la curación... hacia la Luz... y tanto Amor... que bien se estaba allí... que fácil parecía todo...

Y la vuelta... y las ganas, que se empotran en todos los muros y se salen por todas las curvas...
Sin Tí Señor Dios nuestro no somos nada... no podemos nada...
Sólo Tú Señor... sólo Tú altísimo Jesucristo...

sábado, 21 de agosto de 2010

La tienda raída...


[...]
Hace algunos años, en mi retiro anual, me vi sometida a tentaciones terribles y al desaliento. Cada tentación que ustedes puedan pensar, yo las tuve esa noche. Camino a Misa a la mañana siguiente, me sentía abatida y deprimida por los ataques y tentaciones de la noche anterior.

Al enfilarme a recibir la Comunión, hice un acto de fe, dije: “Jesús, yo sé que Te estoy recibiendo, pero me siento tan desalentada, tan destrozada y tan indigna de recibirte.”
Fue así como yo me sentí al comulgar. Al recibir la Hostia Sagrada y volver a mi lugar, recibí una clara imagen de una tienda. Recuerdo haber mirado la tienda y pensar: “Vaya, esa pobre tienda está muy maltratada”. Recuerdo haberla examinado y decir: “Debe haber pasado por una tormenta terrible.”

Al llegar a mi banca y arrodillarme, vi que un hombre entraba en la tienda. Me vi a mí misma en la imagen y cómo le decía yo al hombre: “Oh, no, no puede usted entrar ahí, es un desorden. Está toda estropeada. Tiene agujeros muy grandes.”

El hombre me miró, me sonrió y me dijo: “¿Qué quieres decir con eso? Yo vivo aquí adentro.”

En ese momento, entendí que yo era la tienda raída, que había sido estropeada por las tentaciones a pecar, el desaliento y todas esas cosas que me amenazaron durante la noche. Ahora, Jesús me mostraba que, estropeada y todo, Él seguía haciendo Su morada en mí – y que acababa de venir nuevamente a mí bajo la apariencia de la Sagrada Hostia.

Fue algo muy humillante: ¡nunca había pensado en mí misma como una tienda raída! Luego sentí como si Jesús me llevara de nuevo al interior de la tienda. Lo vi sentarse a Su mesa y también yo me senté frente a Él. Él me tomó ambas manos y me habló desde el otro lado de la mesa.

Mientras me hablaba, yo miraba la tienda y decía: “¡Dios mío, mira nada más esta tienda! ¿Qué pensará la gente? ¡Mira esta tienda en tan mal estado!”

Me disculpé y aparté mis manos de las manos de Jesús. Empujé la silla, me levanté y comencé a reparar los agujeros de la tienda. Yo pensaba: “¿Qué dirá la gente si ve estos agujeros?” Me puse inmediatamente a hacer que la tienda se viera bien ante los ojos de otras personas.

Fue entonces cuando sentí que Jesús, muy gentilmente, me obligaba a sentarme de nuevo, y me decía: “Briege, si te preocupas por esos agujeros y por tu tarea de repararlos, vas a olvidarte de Mí. Pero si te preocupas por Mí, Yo repararé tu tienda.”

Entendí que estaba pasando mucho tiempo preocupándome por las tentaciones y por mis pecados, por cómo les iba a hacer frente y por lo que las demás personas pensaban. El Señor me mostró que la conversión y el arrepentimiento tienen lugar cuando sólo nos preocupamos de Jesús y nos volvemos a Él. Y es que si nos preocupamos de Jesús, automáticamente nos apartamos del pecado. No podemos prestar toda nuestra atención a Jesús y al mismo tiempo volver a pecar.
[...]
Todos tenemos que recordar que cuando pecamos, no debemos obsesionarnos con el pecado y seguir pensando en él, sino volvernos a Jesús. Cuando comenzamos a tratar de complacer a Jesús y vivir por Él, entonces Él cambia nuestra vida.

El Señor me enseñó esta segunda lección usando la imagen de la tienda de campaña.
De nuevo, me encontraba sentada a la mesa con Él. Me asomé fuera de la tienda y vi que personas con muchos problemas, enfermedades y dificultades se acercaban a la tienda. Yo dije: “Señor, tengo que irme, porque todas esas personas me necesitan.” Me levanté de un salto y dije: “Dios mío, ¿pero cómo voy a manejar todos esos problemas, a tantas personas y con tantos problemas?”

Mientras estaba parada a la entrada de la tienda tratando de pensar cómo iba a ayudarlas, de nuevo sentí la mano de Jesús haciéndome regresar a Él. Moviendo su dedo índice me dijo con una pequeña sonrisa: “Ellas no vienen a ti para que les resuelvas sus problemas. Ellas sólo vienen a ti porque Yo vivo en ti. Si te levantas y dices: ‘Tengo que hacerlo’, entonces olvidarás que Yo soy quien sana y quien da la paz. Yo soy quien sana a los enfermos. Lo único que necesito de ti es que seas un instrumento. Así que ahora siéntate y déjame a Mí ir a la puerta.”
[...]
Es cierto. Yo no puedo hacerlo. El día que yo crea que puedo, será porque me he escapado y lo he dejado a Él sentado solo en la mesa, en la tienda raída.

El día que yo trate de hacerlo por mí misma, será un día en que quedaré frustrada y cometeré muchos errores. Será el día en que Briege comience a edificar su propio reino en lugar del Reino del Señor.

(Tomado del libro “Los milagros sí ocurren”, de Sister Briege McKenna.)

Para leer el artículo completo ir a:
http://www.tengoseddeti.org/articulos/temas-de-reflexion/la-tienda-raida/#more-423

sábado, 14 de agosto de 2010

Venid Adoremos...


Con acciones de gracias por Tu bondad y misericordia, queremos acercarnos a Tu trono de gloria y majestad, para adorarte como esperas de nosotros.
Y queremos hacerlo mientras recordamos y aplicamos a nuestras personas la palabra de Pablo a los corintios:
Mirad, hermanos, quiénes habéis sido llamados!
No hay mucho sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos de la nobleza.
Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo para confundir a los sabios.
Y ha escogido Dios lo débil del mundo, para confundir lo fuerte.
Lo plebeyo y despreciable del mundo ha escogido Dios;
lo que no es, para reducir a la nada lo que es.
Para que ningún mortal se gloríe en la presencia de Dios" (1Co 1,26-29).

Tú nos has enseñado que todo es gracia.

También Tu llamada a la adoración es gracia y con corazón agradecido queremos acercarnos a Ti...
Te adoramos Señor.

(extraído del libro "Venid Adoremos" de Maximiliano Calvo. Ed. CCS) (http://www.editorialccs.com/)
(la fotografía está tomada de la pantalla del ordenador (retocada con ps)... (casi todo el verano, en directo, a las 23,30 hs., desde Lourdes, se puede "asistir" a una breve vigilia de Adoración, en el enlace que he puesto en el lateral derecho... merece la pena...)

Debo leer más de un par de veces este texto para asimilarlo bien... "lo necio, lo débil, lo plebeyo y despreciable... lo que no es..." eso ha escogido Dios...

viernes, 16 de julio de 2010

María...


Creo que merece la pena leerla hoy de nuevo:

María
María, Madre del Señor y Madre Nuestra:
Hoy me dirijo a ti para presentarte una petición algo extraña y tal vez incongruente, cosa harto normal entre las características que acompañan a mis habituales súplicas.
Como no eres ajena a mi torpe entendimiento, excusarás mi expresión oscura y la lentitud de mi sesera a la hora de expresarte tales sentimientos.
Tú que tan bien me conoces sabes que nada hago a derechas sin tu ayuda y consejo.
¿Quien mejor que una Madre perdidamente enamorada de sus criaturas para ofrecerme la mejor opción?
Debo admitir con tristeza que te conozco desde hace poco tiempo. Pero bueno, mejor tarde que nunca, Madre… Lo importante es que hoy por fin sé lo mucho y bien que conoces a tus hijos, y lo extraordinariamente eficaz que eres para demostrarles tu amor maternal.
De esta gran ventaja no gozaba en el pasado, pues dado mi atroz agnosticismo, toda Tú eras una distante incógnita en mi vida. Y por ello viví con tropiezos y las heridas tardaban años en cicatrizar.

Vaya idiotez y cuanto tiempo perdido… ¡La cantidad de lágrimas que me hubiera ahorrado si hubiera sabido que existías!

Mira…, me viene ahora a la cabeza aquella trifulca que tuve a causa de mi primer amor de adolescencia. ¿Te acuerdas de cuando me dijo aquel muchacho que no me quería? ¡Vaya la que armé! Lloré, le insulté, pegué un portazo en la puerta de mi dormitorio y maldije el día que aquel pobre chico se había cruzado en mi camino. Y como consecuencia de mi rabieta y malos modales, encima mis padres me castigaron sin salir un par de fin de semanas.
Pero, claro, es que entonces yo no te conocía, Madre. Con esos dieciséis años llenos de pájaros en la cabeza y tantas bobadas rondándome el corazón, no me había planteado que el amor que perdía lo podía recuperar con tu consuelo de Madre, en tu sonrisa o con tu compañía. Porque yo no te prestaba atención.
Así son muchos jóvenes y así era yo. Ciega, atolondrada y necia.
Luego llegaron tiempos difíciles: universidad, interminables exámenes, pruebas intelectualmente complicadas, otros novios y muchas salidas. Y también penas. De esas muchas…

Pero, ¡ay!, triste ceguera la mía. Tampoco durante esos años tuve la bendición de descubrirte.

La vida siguió andando hacia delante y los malos momentos se transformaron en peores.
Y así llegó uno de los sucesos que más han marcado mi corazón y que tantas lágrimas me ha hecho derramar.
Mi querido y admirado padre fue engullido por una terrible enfermedad que lo llevó al cielo en seis meses.
Seis meses… Sólo seis pude disfrutar de él desde que le diagnosticaron su triste padecimiento. ¿Y para qué los utilicé? Pues para enrabiarme contra el mundo, dejarme invadir por la ira y desembuchar miles de obscenidades contra la vida misma.
Creo que fue entonces cuando miles de preguntas me comenzaron a enturbiar el alma. ¿Era acaso posible que un Padre Eterno fuera capaz de robarme al ser que más amaba en el mundo? Si tanto sufríamos y tan injusta era la llegada a nuestras vidas de tal infortunio, seguro que entonces no podía haber un Dios…
¡Pero cuan equivocada estaba, Madre!
Mi padre tan amado subió al cielo, pasaron los meses y un buen día me di cuenta de que tampoco la vida trataba bien a mi madre. Al fin la enfermedad la había visitado también. Claro que hoy aún, después de 24 largos años, sigue visitándola.

Su enfermedad de llama "Alzheimer", y tiene los dientes bien hincados desde esa eternidad en su cabeza, cuerpo y corazón.

Mi relación con Dios Padre y contigo, se volvió a consecuencia de tanta desgracia en algo casi inexistente…
No podía entender y no sabía explicar tanto dolor. Si Dios existía, ¿porqué trataba con tanta indiferencia a sus criaturas? ¡Ah! No había cabida en mi entendimiento humano tanto desprecio por parte de un Padre del que me decían que me amaba con locura…

¡Qué buena eres Madre! Y es que a pesar de mis rechazos y negro corazón, Tú rondabas ya mi vida. ¡Y cómo! Yo diría que con extraordinaria fuerza y cabezonería por tu parte. ¡Menuda eres Tú para dejar que tus bebés caigan en la desesperanza o en los peligros!
Paciente, tierna y tenaz, habías observado a tu niña desde siempre. Y habías hecho algo mucho más difícil: me habías adoptado como hija muy amada, respetada y cuidada, aunque me hubiera empeñado en expulsarte de mi corazón herido. ¿Y qué madre es capaz de recuperar a una hija cuando a esta no se le antoja reconciliarse? Sólo tú Madre, eres capaz de algo así.
Aún hoy no entiendo qué es lo que me pasó.

Después de pensarlo mucho he concluido que alguien desde el cielo debió de orar por mi. ¿Fue quizá mi querido padre humano? Sí, debió ser él, porque amándome como lo hacía y viviendo ya en el cielo, para él no fue difícil darse cuenta del gélido estado con el que trataba al que debe ser Amado entre los Amados; a ese Jesucristo a quien un día asesiné junto a toda la humanidad y que no debe ser más que el centro de todo y de todos. Pobre papá… Se le debieron poner los pelos de punta…
"¡Haz algo con esta hija mía!", debió gritarte. Y como en el cielo todos estáis muy juntitos, le debiste oír con claridad. Así que respondiste, como haces siempre…
Madre: aún no sé lo que me hiciste. Sólo que un buen día decidiste, por fin, dejarme sentir la llama de tu amor dentro de mi corazón. Fue sólo un segundo, ¡pero vaya segundo, Mamá!

Andando en plena calle y bajo el sol y la suave brisa de un mayo cualquiera, noté que se me posaba esa pequeña llama de Amor infinito sobre mi alma, así suavecito, como se besa a un recién nacido en la frente. Tan chiquita era que hasta te lo agradezco, ya que dada su consecuencia en mi vida, de haber sido más grande me hubiera matado de alegría.
Y entonces, este torpe intelecto del que te hablaba, empezó a echar alguna que otra lucecilla sobre la realidad de tu Omnipotente Existencia como Madre de todos los hombres, y eso me incluía a mí a pesar de ser la más torpe, ciega y necia entre tus criaturas.
Y así entendí que esa Existencia era algo vivo, latente y perfecto.
¡Qué vergonzoso descubrimiento saber por fin que nunca me habías abandonado! ¿Cómo había podido estar tan alejada de tu realidad de Madre? ¡Cuánto amor sintió entonces mi alma al ser bendecida con tales inexplicables entendimientos!

El gozo era tan infinito y sobrehumano, que pensé que era mejor morir que vivir con la tozudez que tanto me había acompañado durante mi vida.
¿Cómo el ser humano puede ser tan débil y vulnerable? Dios se lo ha dado todo y sin embargo utiliza su propia inteligencia para alejarle de su felicidad. Como si fuera de listos "matar" al Ser Infinito, al que más nos Ama, a quien más nos da.

¡Torpe, necia y débil es la razón humana en menesteres divinos! ¡Y qué bruto fue Adán metiéndonos en este lío!

Y así, poco a poco, (y como tampoco es de inteligentes suicidarse para intentar alcanzarte por la vía rápida), me sometí a ese amor tierno e infinito de Madre que tú te empeñaste en plantar en mi corazón durante ese leve e intensísimo segundo.
Ya te lo decía al empezar esta carta, como soy torpe y corta de sesera he necesitado algún tiempo para analizar este gran regalo. Pero no he perdido el tiempo, no, porque Tú, con ese amor inconmensurable de Madre, me has ido haciendo entender con la mayor de las dulzuras que nada importa más que el conocimiento y la entrega absoluta y voluntaria a tu Hijo y Señor.
Ahora sigo teniendo problemas, vaya, pues como todo el mundo. Pero mis problemas nada temen porque te siento a mi lado sea noche o aurora. Y nada temo Madre, porque sé que tú me vigilas y acompañas.
He aprendido a conocerte, a amarte y a entregarme a ti. ¡Y qué sorpresas me ha traído ese precioso y dulce conocimiento!
Como nunca acabaría de enumerar tantas virtudes de Amor, sólo diré que desde que te conocí ya no te digo que tengo un gran problema, sino que le digo al problema que tengo una gran Madre. Y que tiemble…, porque es mucho más fuerte que el primo de Zumosol.

Ya te lo decía al principio de nuestra charla…: soy corta de entendimiento, y por eso ahora se me ha olvidado lo que te quería pedir.
Pero, bueno… No importa. ¿Cómo va a importar si sé que Tú sí lo recordarás y te encargarás de solucionar aquello que me turba? Y es que en tus manos estoy protegida, porque eres mi Madre… La más amorosa, poderosa y bella de todas las Madres.

Mª Vallejo-Nágera
http://www.mariavallejonagera.com/



domingo, 27 de junio de 2010

Oración a Jesús solitario...


Oración a Jesús solitario en el Santísimo Sacramento

¡Oh Divino Jesús!
que durante la noche estáis solitario
en tantos tabernáculos del mundo,
sin que ninguna de vuestras criaturas
vaya a visitaros y adoraros.

Yo os ofrezco mi pobre corazón,
deseando que todos sus latidos
sean otros tantos de amor y adoración.

Vos, Señor, estáis siempre en vela
bajo las especies Sacramentales,
vuestro amor misericordioso nunca duerme
ni se cansa de velar por los pecadores.

¡Oh Jesús amantísimo, Oh Jesús solitario!,
haced mi corazón cual lámpara encendida;
en caridad se inflame y arda siempre en vuestro amor.

Vela ¡oh centinela divino!, vela por el mísero mundo,
por los sacerdotes, por las almas consagradas,
las extraviadas, por los pobres enfermos,
cuyas noches interminables necesitan tu fortaleza y tu consuelo,
por los moribundos y por este tu humilde siervo
que para mejor servirte descansa pero sin alejarse de ti,
de tu Sagrario...
donde vives en la soledad y el silencio de la noche.

Sea siempre bendito, alabado, adorado,
amado y reverenciado el Corazón Sagrado de Jesús
en todos los Sagrarios del mundo.
Amén.

viernes, 11 de junio de 2010

Sagrado Corazón de Jesús


Corazón de Jesús, te pedimos la gracia de conocerte, amarte y servirte.
- Somos pobres y necesitamos tu riqueza.
Corazón de Jesús, camino, verdad y vida.
- Somos ignorantes y necesitamos tu Palabra que nos guíe a la luz.
Corazón de Jesús, que dijiste: "Tengo compasión de la muchedumbre":
- Somos débiles y necesitamos apoyarnos en Ti para no desfallecer.

Padre Eterno, por medio del Corazón de tu Hijo, que es camino, verdad y vida, llegamos a tu Majestad.
- Por medio de este adorable Corazón, te adoramos por los que no te adoran, te amamos por los que no te aman, te conocemos por los que, voluntariamente ciegos, no quieren conocerte.
Te ofrecemos todos los redimidos con la preciosa sangre de tu Hijo y te pedimos humildemente su conversión por el mismo Divino Corazón.
- No permitas que sea por más tiempo ignorado de ellos y haz que vivan por Jesús que murió por todos.
Te pedimos que les llenes de su Espíritu, para que siendo su protector el mismo Corazón de Jesús, merezcan estar eternamente con Vosotros.
Amén.

Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.

jueves, 3 de junio de 2010

María y los apóstoles de los últimos tiempos


"El poder de María sobre todos los demonios resplandecerá,
sin embargo, de modo particular en los últimos tiempos,
cuando Satanás pondrá asechanzas a su calcañar,
o sea, a sus humildes servidores y pobres a juicio del mundo;
humillados delante de todos; rebajados y oprimidos como el calcañar respecto de los demás miembros del cuerpo.
Pero, en cambio, serán ricos en gracias y carismas, que María les distribuirá con abundancia, grandes y elevados en santidad delante de Dios, superiores a cualquier otra creatura por su celo ardoroso; y tan fuertemente apoyados en el socorro divino que, con la humildad de su calcañar y unidos a María, aplastarán la cabeza del demonio y harán triunfar a Jesucristo.

55. Si, Dios quiere que su Madre Santísima, sea ahora más conocida, amada y honrada que nunca.

Lo que sucederá sin duda, si los predestinados, con la gracia y luz del Espíritu Santo, entran y penetran en la práctica interior y perfecta de la devoción que voy a manifestarles en seguida.
Entonces verán, en cuanto lo permita la fe, a esta hermosa estrella del mar y, guiados por Ella, llegarán a puerto seguro, a pesar de las tempestades y de los piratas.
Entonces conocerán las grandezas de esta Soberana y se consagrarán enteramente a su servicio como súbditos y esclavos de amor.
Entonces saborearán sus dulzuras y bondades maternales y la amarán tiernamente como sus hijos predilectos.
Entonces experimentarán las misericordias en que Ella reboza y la necesidad en que están de su socorro, recurrirán en todo a Ella, como a su querida Abogada y Medianera ante Jesucristo.
Entonces sabrán que María es el medio más seguro, fácil, corto y perfecto para llegar hasta Jesucristo y se consagrarán a Ella en cuerpo y alma sin reserva alguna, para pertenecer del mismo modo a Jesucristo.

58. Serán los apóstoles auténticos de los últimos tiempos.

A quienes el Señor de los ejércitos dará la palabra y la fuerza necesarias para realizar maravillas y ganar gloriosos despojos sobre sus enemigos.
Dormirán sin oro ni plata y lo que más cuenta, sin preocupaciones en medio de los demás sacerdotes, eclesiásticos y clérigos.

Tendrán sin embargo, las alas plateadas de la paloma, para volar con la pura intención de la gloria de Dios y de la salvación de los hombres adonde los llame el Espíritu Santo. Y no dejarán en pos de sí en los lugares en donde prediquen sino el oro de la caridad, que es el cumplimiento de toda ley.

59. Por último, sabemos que serán verdaderos discípulos de Jesucristo.
Caminando sobre las huellas de su pobreza, humildad, desprecio de lo mundano y caridad evangélica, enseñarán la senda estrecha de Dios en la pura verdad, conforme al Evangelio y no a los códigos mundanos, sin inquietarse por nada ni hacer acepción de personas, sin dar oídos ni escuchar ni temer a ningún mortal por poderoso que sea.


Llevarán en la boca la espada de dos filos de la palabra de Dios,

sobre sus hombros el estandarte ensangrentado de la cruz,
en la mano derecha el crucifijo,
el Rosario en la izquierda,
los sagrados nombres de Jesús y María en el corazón
y en toda su conducta la modestia y mortificación de Jesucristo.

Tales serán los grandes hombres que vendrán y a quienes María formará por orden del Altísimo para extender su imperio sobre el de los impíos, idólatras y mahometanos.

Pero, ¿cuándo y cómo sucederá esto?...
¡Sólo Dios lo sabe!
A nosotros toca callar, orar, suspirar y esperar" (...)

El texto está extraído del "Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen" de San Luis María Grignion de Montfort... y me lo he encontrado leyendo el libro de Sor Emmanuel Maillard "El niño escondido"... cuantos tesoros por descubrir...

http://www.mercaba.org/Escritores/verdadera_devocion_01.htm




miércoles, 26 de mayo de 2010

Guía mis pasos, Señor...


Condúceme, clara luz,
a través de las tinieblas que me rodean,
llévame cada vez más adelante.
La noche está oscura
y estoy lejos de casa,
condúceme Tú cada vez más adelante.

Guía mis pasos: no te pido
que me hagas ver desde ahora
lo que me reservas para más adelante.
Un solo paso es bastante para mí,
por el momento.
No siempre he sido así;
ni tampoco he rezado siempre
para que Tú me condujeras.
Me gustaba elegir mi propio camino;
pero ahora te pido que guíes Tú
siempre más adelante.
Ansiaba días de gloria y el orgullo dirigía mis pasos;
¡oh!, no te acuerdes de esos años ya pasados.

Tu poder me ha bendecido largamente;
y sin duda ahora también
sabrá conducirme por la estepa y los pantanos,
por el pedregal y los abruptos torrentes
hasta que la noche haya pasado
y sonría el amanecer.
Por la mañana, aquellos rostros de ángeles
que había amado por largo tiempo
y que durante una época perdí de vista,
volverán a sonreírme.

Guíame, clara luz,
llévame cada vez más adelante.
Amén
(John Henry Newman)

www.autorescatolicos.org

domingo, 9 de mayo de 2010

No estás solo...


900 No estás solo. —Lleva con alegría la tribulación.
—No sientes en tu mano, pobre niño, la mano de tu Madre: es verdad.
—Pero... ¿has visto a las madres de la tierra, con los brazos extendidos, seguir a sus pequeños, cuando se aventuran, temblorosos, a dar sin ayuda de nadie los primeros pasos?
—No estás solo: María está junto a ti.

http://www.escrivaobras.org/book/camino-indice.htm

martes, 2 de febrero de 2010

dadles la Luz...


Nos dice la "Gospa" desde Medjugorje:

"¡Queridos hijos! En vuestras vidas todos habéis experimentado la luz y las tinieblas.
Dios concede a cada hombre conocer el bien y el mal.
Os invito a la luz que debéis vosotros llevar a los hombres que están en las tinieblas.
Todos los días llegan hasta vuestras puertas hombres que viven en las tinieblas.
Queridos hijos, ¡dadles la luz!"


(el mensaje anterior, lo tenía guardado desde hace tiempo para incluirlo en alguna entrada... pero mi sorpresa viene cuando leo el mensaje de hoy día 2... (que añado aquí abajo)... y despues miro la foto que había elegido para hoy... )

Mensaje mensual del 02 de Febrero del 2010 (Mirjana)
“Queridos hijos: con amor materno hoy os invito a ser un faro para todas las almas que deambulan en la tiniebla del desconocimiento del amor de Dios. Para que podáis resplandecer lo más posible y atraer el mayor número de almas, no permitáis que las falsedades que salgan de vuestras bocas, hagan callar vuestra conciencia. ¡Sed perfectos! Yo os guío con mano materna, con mano de amor. ¡Gracias!”

sábado, 30 de enero de 2010

renuncia...


«Por la conversión y calma seréis liberados,en el sosiego y seguridad estará vuestra fuerza» (Cf. Is 30, 15)

silencio... y renuncia,
no querer nada a cambio,
ni un agradecimiento,
ni un gesto...

llevo ya un tiempo ahondando en las renuncias,
me ha ido llevando la vida misma...
y ahora voy cerrando caminos que ya llegaron a su término...

domingo, 10 de enero de 2010

San Jose...


CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ

Oh Glorioso Patriarca San José,
heme aquí, postrado de rodillas ante vuestra presencia,
para pediros vuestra protección.
Desde ya os elijo como a mi padre,
protector y guía.
Bajo vuestro amparo pongo mi cuerpo y mi alma,
propiedad, vida y salud.
Aceptadme como hijo vuestro.
Preservadme de todos los peligros,
asechanzas y lazos del enemigo.
Asistidme en todo momento y
ante todo en la hora de mi muerte.
Amén.

SAN JOSÉ BENDITO

San José bendito tú has sido el árbol elegido por Dios
no para dar fruto, sino para dar sombra.
Sombra protectora de María, tu esposa;
sombra de Jesús, que te llamó Padre
y al que te entregaste del todo.
Tu vida, tejida de trabajo y de silencio,
me enseña a ser fiel en todas las situaciones;
me enseña, sobre todo, a esperar en la oscuridad.
Siete dolores y siete gozos resumen tu existencia:
fueron los gozos de Cristo y María,
expresión de tu donación sin límites.
Que tu ejemplo de hombre justo y bueno
me acompañe en todo momento
para saber florecer allí donde la voluntad de Dios me ha plantado.
Amén.

viernes, 1 de enero de 2010

Ruega por nosotros...


Bajo tu protección nos acogemos,
Santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades;
antes bien, líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.

Ruega por nosotros
Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos
de las promesas de Cristo.
Amén.