miércoles, 30 de marzo de 2011

Vía Crucis: 9ª estación

Jesús cae por tercera vez bajo la Cruz
Novena cruz: La derrota absoluta

Caí también por tercera vez.

Todos pensaron que sería ésta mi derrota final.
Cuando ya estaban convencidos de que no podría seguir, me levanté, tomé la cruz y la llevé hacia el Gólgota.

También lo imposible puede resultar posible.
Llegará el momento en que todos dirán que ya no eres capaz, que ya es tu fin. Incluso tú mismo pensarás que no puedes más. Vendrá el tiempo de tu impotencia absoluta.
El reconocer que no puedes más será el momento de tu absoluta derrota.

¿Te desesperarás entonces? No temas.
También esto es la puerta para encontrarme nuevamente. Me encuentras cuando no puedes contar más contigo. Entonces me llamarás con todo tu corazón y yo te responderé.
Esta cruz consiste en el hecho de perder todo, de estar absolutamente abandonado, en morir, en el hecho de que nadie más te considera o toma en cuenta porque perdió la última esperanza de que todavía resulte algo de ti.
Esta cruz te conduce con más fuerza hacia mí y te capacita para que pueda mandarte donde sea.

¿Aceptarás esta cruz?

No temas porque yo estoy contigo.
Yo, que vencí al mundo.

(*) (P. Tomislav Ivancic)

martes, 22 de marzo de 2011

Vía Crucis: 8ª estación


Jesús consuela a las hijas de Jerusalén
Octava cruz: Consolar a aquellos que te consuelan

Las mujeres me escucharon, se encariñaron conmigo y confiaron en mí.
Bendije a sus hijos.
Me miraban con el corazón y no pudieron entender que yo estuviera condenado.
Lloraron. Sintieron que, con esto, fue condenada la vida.
La tristeza se apoderó de ellas y entonces las consolé.

La cruz significa aceptar el sufrimiento, asumirlo y ver en él la liberación.
Ningún dolor es trágico.
La tragedia es la ceguera y la dureza del corazón, es la incapacidad de ver en la muerte también la resurrección, en la enfermedad la curación, en la partida la llegada.
La tragedia es la compasión de sí mismo.

Vences cuando comienzas a consolar a los demás a pesar de que tú mismo necesitas ser consolado.
Entonces llega todo el consuelo para ti desde Dios.
Ten valor para no apoyarte en el consuelo humano sino para buscar la fuerza divina.
Esto vence al mundo. Si bien es el camino de la cruz, es sin embargo el camino a la vida. No te permitas la caída por compasión a ti mismo. Cuando estés herido y consueles en el dolor a los demás, entonces me encontrarás a mí. Abre también esta puerta, pues detrás de ella te estoy esperando yo para que te apoyes en mí.

(*) (P. Tomislav Ivancic)