miércoles, 22 de julio de 2009

Señor, mira a tu pueblo que sufre


"Al ver la sociedad tal como está hoy día,
¿quién es el cristiano
que no le duele el alma,
el verla en tal estado?

Cuando pienso que todos
los conflictos sociales,
todas las diferencias se allanarían
si mirásemos un poco
hacia ese Dios
que tan abandonado
estaba en la iglesia
que acababa yo de visitar.

Cuando pienso
al ver el espectáculo
que presentan los hombres,
que los odios y las envidias,
los egoísmos y las mentiras,
desaparecerían
si mirásemos a Dios.

Cuando veo tan fácil la solución
para que los hombres sean felices,
pero éstos, ciegos o locos
no lo quieren ver, entonces
no puedo menos que exclamar:
Señor, Señor, mira a tu pueblo que sufre.

Los hombres no son tan malos, Señor,
pero si Tú les abandonas,
¿quién podrá subsistir?...
¿Qué podemos hacer nosotros solos?,
nada, absolutamente nada.
Si Tú apartases
tu mirada del mundo por un solo instante,
el mundo se hundiría en el "caos".
Perdónanos, Señor".

(Beato Rafael Arnáiz)

(del libro: 7 días de Oración con el Hno. Rafael.
Ed. Monte Carmelo
http://www.montecarmelo.com/)

domingo, 19 de julio de 2009

contrastes...

"El hombre noble debe ser tardo en hablar y rápido en obrar". (Confucio)

Señor mio y Dios mio... ayúdanos a encontrar el camino

viernes, 17 de julio de 2009

la tentacion de explicarme...


"Cuanto más tentado te veas, sábete que eres más amado. Nadie debe reputarse siervo de Dios hasta tanto que pase por las tentaciones y arideces".
(San Francisco de Asís)

Cada vez que leo al beato Rafael pienso en que todo eso que iba a decir, ya está dicho... y no hace falta insistir... pero al final caigo en la tentación de autoexplicarme... con lo bien que se está orando en silencio... en presencia del Señor... con la ayuda de nuestra Madre, la Virgen del Carmen, la estrella del mar...

Sólo Dios... Sólo Dios... Sólo Dios...

martes, 7 de julio de 2009

Oracion del abandono


“Padre me pongo en tus manos,
haz de mí lo que quieras,
sea lo que sea te doy gracias.
Estoy dispuesto a todo.
Lo acepto todo con tal que Tu voluntad se cumpla en mí
y en todas tus criaturas.
No deseo nada más Padre.
Te confío mi alma.
Te la doy con todo el amor del que soy capaz,
porque te amo y necesito darme,
ponerme en tus manos sin medida,
con una infinita confianza,
porque Tú eres mi Padre.”
(Carlos de Foucault)