martes, 22 de marzo de 2011

Vía Crucis: 8ª estación


Jesús consuela a las hijas de Jerusalén
Octava cruz: Consolar a aquellos que te consuelan

Las mujeres me escucharon, se encariñaron conmigo y confiaron en mí.
Bendije a sus hijos.
Me miraban con el corazón y no pudieron entender que yo estuviera condenado.
Lloraron. Sintieron que, con esto, fue condenada la vida.
La tristeza se apoderó de ellas y entonces las consolé.

La cruz significa aceptar el sufrimiento, asumirlo y ver en él la liberación.
Ningún dolor es trágico.
La tragedia es la ceguera y la dureza del corazón, es la incapacidad de ver en la muerte también la resurrección, en la enfermedad la curación, en la partida la llegada.
La tragedia es la compasión de sí mismo.

Vences cuando comienzas a consolar a los demás a pesar de que tú mismo necesitas ser consolado.
Entonces llega todo el consuelo para ti desde Dios.
Ten valor para no apoyarte en el consuelo humano sino para buscar la fuerza divina.
Esto vence al mundo. Si bien es el camino de la cruz, es sin embargo el camino a la vida. No te permitas la caída por compasión a ti mismo. Cuando estés herido y consueles en el dolor a los demás, entonces me encontrarás a mí. Abre también esta puerta, pues detrás de ella te estoy esperando yo para que te apoyes en mí.

(*) (P. Tomislav Ivancic)

1 comentario:

Angelo dijo...

Gracias una vez más por ofrecerme la meditación de este viernes. Un abrazo