martes, 15 de diciembre de 2009

Libres de aceptar o rechazar (I)


Así se titula el capítulo VI de este apasionante libro que estoy leyendo; "Hipótesis sobre María" de Vittorio Messori (Ed. Libros Libres - http://www.libroslibres.info/ )...

Hacía tiempo que no leía, tan bien explicada, una idea tan sencilla, que va tan al grano y que tiene tantísimas aplicaciones prácticas para este momento que me ha tocado vivir... me suele suceder esto de tener algo delante de los ojos... y no verlo... y de pronto llevarme unas sorpresas enormes con cosas absolutamente obvias... ( recuerdo ahora el día que leí el título de la primera encíclica de mi querido y respetado Joseph Ratzinger ya como Benedicto XVI... "DIOS ES AMOR"... casi me da un vuelco en el corazón... seguro que había leído unas cuantas veces esta frase... pero fue sólo en ese momento cuando me produjo un gran impacto...)

En este capítulo Messori comienza abordando la cuestión que plantean los excépticos de los milagros de Lourdes, que se preguntan porqué no hay un milagro definitivo... un "prodigio decisivo"... "un milagro tan indiscutible que convenza a todos"... y aquí viene la gran respuesta...

En esto es "distinto" de todos los demás el Dios en que cree el cristiano: en el hecho de que propone la fe a los hombres (que es, simultáneamente, experiencia y esperanza, uso de la razón y adhesión a la revelación, incluso en aquello que supera a esa razón); no impone la adhesión a una evidencia (en la que es necesario creer a la fuerza, exigiendo ser constatada, bajo pena de irracionalidad).

Mientras dura la vida terrena "vemos como en un espejo, de forma confusa"; sólo "entonces" -cuando se rasgue el velo más allá de la puerta de la muerte- "veremos cara a cara", diciéndolo con Pablo (1Co 13,12).

Pero sí: es el razonamiento (que nunca se repetirá lo sufiente, como advertencia a muchas apologías de otros tiempos que, con su pretensión de demostrar demasiado, parecían no sostener la fe, sino hacerla vana, quitándole su carácter propio),
el razonamiento, por tanto, del Dios que "ha elegido dar suficiente luz a quien quiere creer y suficiente sombra a quien no quiere creer".

Ese Dios que parece jugar al escondite con los hombres: "Si se descubriera totalmente, no tendría mérito alguno creer en Él; si no se descubriera en absoluto, no habría fe".

Y continúa diciendo, no puede ser "verdadero" un cristianismo que quiera transformar en hecho innegable, que se acepte a toda costa, la verdad revelada en Jesucristo que exige, sin embargo,
una fe que ha de conservar su carácter de adhesión segura y, al mismo tiempo, de "apuesta";
de certeza y, al mismo tiempo, de "riesgo";
de necesidad y, al mismo tiempo, de "libertad".

Es esta última palabra -libertad- la que puede hacernos intuir el plan de un Dios "que ha puesto en toda verdad una apariencia contraria, para que sea posible creer en Él y, al mismo tiempo, dudar de Él". Sólo un Dios que se propone con signos, indicios, huellas y trazos, y que no se impone, apareciendo fulgurante en Su gloria, puede instaurar con Sus criaturas una relación libre y no una dependencia necesaria.

[...] todo tiene una coherencia profunda: si el Dios cristiano es "Amor", diciéndolo con el apóstol Juan,
¿es posible acaso corresponderLe si no es en la libertad, en la gratuidad, en la voluntariedad, en el claro-oscuro de la fe?
Más aún: "Sois mis amigos [...], ya no os llamo siervos [...], sino amigos" (Jn 15, 14 s.)
¿Acaso puede existir un amor, una amistad, donde uno se impone al otro?
[...]

Libertad cristiana, por tanto, ante un Dios que propone a los hombres el Hijo como "amigo". Pero libertad, también, en el sentido que distingue Jean Guitton: "Para los cristianos, Dios es necesariamente discreto. Ha puesto una apariencia de probabilidad en las dudas que atacan Su existencia. Se ha envuelto en sombras para hacer la fe más apasionada y, sin duda, para tener derecho a perdonar nuestro rechazo. Es necesario que la solución contraria a la fe conserve siempre una verosimilitud creíble, para dejar libertad total de acción a Su misericordia".

4 comentarios:

Angelo dijo...

Gracias J. Has hecho una estupenda reflexión. ¿Sabes que cuando Messori se convirtió, lo viví con fuerza? me impresionó su testimonio y el empeño que desde entonces pone en acercar a la fe a los demás es admirable. Me ha entrado ganas de leer el libro. Tenía pensado buscar unos cuantos para regalar, éste me lo quedo. Unidos en la oración. Tú estás a diario en la mía. Un fuerte fuerte abrazo.

Angelo dijo...

Se me olvidó. Fantástico el tema musical que has elegido.

jmp dijo...

Un fuerte abrazo Angelo... está lleno de descubrimientos este libro de Messori y no consigo acabarlo... interesantísimo... mil gracias por tus visitas... unidos en la oración...

jmp dijo...

me dejó asombrado, la dulce forma en que el Señor no sólo respeta sino que alienta nuestra libertad... y como nos deja una rendija para incluso poder negarle con "razones"... y así Él, poder tener una "excusa" más para volver a derramar su divina misericordia sobre nosotros... apasionante... otro abrazo Angelo